Dolar como ancla de los precios

En el equipo de Amado Boudou, definieron en los últimos días la hoja de ruta hasta diciembre de 2011. La estrategia podría llamarse «segunda vuelta del ancla cambiaria». Mantener el dólar casi fijo, como única amarra de los precios, y buscar compensar la pérdida de competitividad que provoca un 20 o 25% de inflación anual en dólares con otros instrumentos.

Primero, la administración del comercio exterior, mediante el restablecimiento de licencias no automáticas, que en los últimos meses desaceleraron de manera selectiva el alza de las importaciones de bienes de consumo. Segundo, la mejora del tipo de cambio efectivo de los sectores exportadores mediante incentivos fiscales: subsidios, reintegros y créditos baratos.

Aunque no lo reconozca públicamente, el Gobierno es consciente de que con la inflación perdió el instrumento del tipo de cambio. La Argentina es bimonetaria. Los argentinos piensan para comprar el pan, en el corto plazo, en pesos; pero en el largo plazo, para comprar un auto o una casa, hacen cuentas en dólares.

El superávit comercial de este año rondará los US$ 11.000 millones, la estrategua es frenar importaciones sustituibles por producción local. Dicha estrategia se profundizará en 2011.

En los números oficiales, todavía hay un «colchón de competitividad» que permitiría llegar a diciembre de 2011 con el esquema de dólar planchado. El tipo de cambio real multilateral (TCRM) estaría hoy en 1,68 pesos; o sea, todavía un 68% arriba que en el promedio de la convertibilidad. A fines del año próximo (con un dólar a 4,10), se ubicaría entre 1,45-1,50 pesos.
Para llegar a esa meta, empuja el viento de cola que sopla a favor de la Argentina: real muy apreciado, tasas de interés por el piso, depreciación del dólar en el mundo y soja a US$ 460 la tonelada.

Para concluir vamos a recordar algunas de las políticas en curso: no a un acercamiento con el FMI; no al descongelamiento de tarifas públicas; no a la moderación de la política monetaria y fiscal expansiva. Tampoco habrá cambios en el Indec. El único interrogante es qué sucederá con el Club de París. El ministro de Economía ya anticipó que no se negociará nada con el FMI en el medio. Cabría la posibilidad de cancelar total o parcialmente esa deuda, a única aún en default, con reservas.

Si el ingreso de capitales financieros al país continuara, pagarle al Club contribuiría a aliviar las presiones para que el Banco Central «esterilizara» (retirara de circulación emitiendo bonos) los pesos que emite para adquirir dólares y sostener el tipo de cambio. El Gobierno ya solicitó en el proyecto de presupuesto unos U$S 7500 millones de las reservas para cancelar vencimientos de deuda en 2011.

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